Es otro
día, la mañana turbia le obliga a levantarse, a limpiarse los sueños con agua
reciclada, a vestirse con sus ropas de alegría desgastada. El tiempo es poco,
apenas alcanza para un saludo–despedida, para levantar a los muchachos y
llenarles la barriga de mentiras y sacarlos corriendo al amaestramiento. En la
calle el paso es apurado, las miradas se evitan, el bolso se agarra fuerte, de
todos se desconfía. La piel tostada por los años se calienta bajo el inclemente
astro, el sudor se impregna en las prendas, el suyo, el de todos subiendo en el
rutinario hacinamiento con vaivén para que los brazos se fortalezcan. En las
ventanas la imaginación solo alcanza el profundo letargo en la espera del
programa que volverá a ver esta noche, desconectarse siempre es la única
opción. La radio promociona el próximo desecho, quiere bailar, le gusta y canta
en voz baja, un coro de susurros y tarareos le acompaña, aunque los niños lo
hacen a viva voz, aún tienen la gracia que nada les importa. La fábula
interrumpe la transmisión con porcinas manifestaciones de ideas atropelladas,
lisonjeras focas aplauden esperando el regalo de las sobras. Los balidos no se
hacen esperar, vociferantes coros cuantificados de pensamientos inconsistentes
y memorias incontinentes, tratando de parir ideas trasnochadas. En poco tiempo
a nadie le importará, el presente no deja tiempo para pensar en luchas
venideras que jamás llegarán. Un mensaje con caritas estúpidas le dice que es
tarde, hace rato que las arrugas en el rostro y el dolor en los pies se lo
recuerdan, mientras los niños bajan, se alejan, en la noche tratará de
acercarlos, la distancia siempre crecerá. Se levanta esforzándose para mantener
el equilibrio, empujando su salida por entre todos los que se prohibieron así
mismos la tristeza, las ropas se desgastan más. En la esquina hay dos perros
gordos de bien alimentados, con las correas bien sujetas se acomodan sus
uniformes, arriba el cielo le repite que es un nuevo día, suspira – otro día
sin amanecer –, continua hacia la puerta donde le espera la fútil jornada, al
pasar el umbral seguro todo lo olvidará.
Iroe Yuseyn
miércoles, 2 de diciembre de 2015
lunes, 16 de febrero de 2015
Trance
Toda esa energía
de vida sobre la muerte
esa incandescente
luz calentando metales y asfalto
no hay brisa ni
gotas que refresquen la agonía de los perennes veranos
donde se crían
rabias que mueren indefensas en recuerdos transfigurados lentamente
sin trance ni resurrección
sin primaveras o
inviernos
la vida se
mantiene en silencio
aturden los decibeles
de naturalezas muertas
y así esperamos
nos diluimos
divagamos y
desdibujamos
hasta el retorno
de esas sonrisas que siempre extrañamos
que siempre
regalamos
de esa vida que
siempre extrañamos
viernes, 7 de marzo de 2014
jueves, 4 de julio de 2013
El Recital
Portada para la revista El Recital utilizando imagenes de las piezas expuestas en el Festival Conectate y Convive 2013
martes, 11 de junio de 2013
EONCIRCUS música para HIGADO
HIGADO: interesante puesta en escena que nos da una visión actual de la búsqueda constante de nuestra anhelada Itaca... Aunque mi participación fue con EONCIRCUS en la música desarrollada para la obra y presentación en vivo durante las funciones, y buee... este flyer
domingo, 9 de junio de 2013
Herida
No sangra,
Invisible llaga permanente silenciada
humeante de absurda aflicción,
Purulenta de soberbia
goteando abstracciones y vergüenza
para disgregarse en pensamientos ateos
ahogados en solitarias copas,
Austeras emociones en alma de profunda pobreza
disidente de realidades,
Constante de confusión, torpeza y miseria
inmutable,
Incapacidad de lograr transformaciones
para volar a infinitos escondidos en los sueños,
Inflarse de mentiras para sobrevivir al deseo
dejar la carne, ser luz, inmaterial, infinito.
sábado, 8 de junio de 2013
... nada
El futuro no existe,
el futuro es ahora,
el ahora no existe
es parte del constante pasado que tampoco existe,
todo sobrevive en la necia memoria,
que se niega al instante del continuo ahora
el futuro es ahora,
el ahora no existe
es parte del constante pasado que tampoco existe,
todo sobrevive en la necia memoria,
que se niega al instante del continuo ahora
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